miércoles, 6 de febrero de 2013

La Alcarria de Almonacid


Herrera Casado, Antonio: “Historia de Almonacid de Zorita”. Guadalajara, 2004. Aache Ediciones. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 47. 2ª edición. 296 páginas. Muchas ilustraciones y grabados.

Desde que se publicó su primera edición, en 1990, el libro sobre Almonacid de Zorita que escribió el cronista provincial Herrera Casado se convirtió en un clásico de cómo se trata una historia de un pueblo pequeño. Con la misma estructura que otros libros del autor y publicados en esa colección “Tierra de Guadalajara” que ha llegado a crear un estilema editorial, el autor ofrece tras los consabidos prólogos e introducciones, un primer apartado de geografía, con un estudio de la naturaleza circundante, población del lugar y toponimia de su apelativo. Sigue la visión secuencial y cronológica de su historia, desde tiempos prehistóricos, de los que quedan mínimas huellas, pasando por romanos, visigodos, árabes y llegando a la Edad Media cristiana en la que se produce reconquista y repoblación, fuero, concejo y finalmente dominio señorial de la Orden de Calatrava.
Los tiempos modernos (siglos XVI al XIX) son estudiados con pormenor, porque el autor dispone y examina con meticulosidad de toda la documentación original del archivo municipal. Son muchos y muy interesantes los pergaminos, legajos, libros de actas y documentos que posibilitan construir un edificio firme y completo, con una visión exacta de la historia de la villa.
Las instituciones religiosas son estudiadas luego, y se completan con la referencia biográfica de los más importantes sujetos que nacieron en el pueblo a lo largo de los pasados siglos. Entre otros el escritor Matías Escudero y varios religiosos, hasta parar en el poeta León Felipe, que vivió unos años como farmacéutico, o el Premio Nobel Camilo José Cela que dejó interesantes páginas sobre Almonacid.
Le sigue el clásico apartado, concienzudo y perfecto, como siempre se enfrenta a estos temas el cronista Herrera, del patrimonio monumental de la villa, analizando primero la estructura urbana, describiendo el trazado de sus murallas medievales, de las que solo quedan fragmentos y algunas puertas, y pasando luego al análisis de los edificios y sus detalles más relevantes: la iglesia parroquial, la ermita de la Luz, el convento de los Jesuitas, el de las Concepcionistas, el palacio de los condes de San Rafael, el Humilladero, los altos palotes, la torre del reloj, y la picota.
No olvida en absoluto, en el capítulo del costumbrismo, la descripción de las fiestas, de ayer y de hoy, así como la artesanía que se produjo en el pueblo, en siglos pasados, y las leyendas que desde antiguo corren.  Finalmente, la Naturaleza recibe la atención que merece con la descripción de todos sus elementos de interés, que son muchísimos, a través de diversas rutas por las que el lector/viajero ha de ir recorriendo maravillas de agua, monte y vegetación.
Un abultado capítulo de Apéndices permite al lector y al erudito encontrarse don los documentos vivos, directos, que dieron lugar a muchos de los capítulos anteriores. Se reproducen íntegras las contestaciones a las Relaciones Topográficas de Felipe II, al Catastro del marqués de la Ensenada, y las Ordenanzas Municipales de 1906 en lo tocante a la forma y distribución de riegos, hecho capital del pueblo durante siglos. En definitiva, un libro modélico que sigue vivo y fresco, y que deberían leer todos los hijos (o nietos) de Almonacid, y todos los interesados en la vida y milagros de la tierra alcarreña. 

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