martes, 4 de noviembre de 2014

La Venta del Caballero

Sánchez Duque, Isabel; Escudero Buendía, Francisco Javier: “Manjavacas, la Venta del Caballero”, Colección “Tierra del Quijote” nº 3. Aache Ediciones. Guadalajara, 2014. 192 páginas, numerosas ilustraciones y mapas. ISBN 978-84-15537-59-5. PVP, 15 €

Nace este libro, en su forma impresa, tras la enorme repercusión mediática de la que ha sido propuesta de sus autores, acerca de la posibilidad (seguridad, según ellos) de que la Venta donde Cervantes imaginó que se hizo caballero a Don Quijote, fuera una Venta real, conocida por el escritor castellano, y localizada en el Camino de Toledo a Murcia, exactamente en el lugar de Manjavacas, término de Mota del Cuervo.
Un estudio inicial, breve pero muy válido, entretenido pero riguroso, acerca de “la realidad geográfica del Quijote” señalando lugares seguros, apuntando otros, en tres niveles de certeza, es lo que Escudero utiliza para abrir esta obra que sin duda inicia un camino largo y espléndido, el del reconocimiento de La Mancha como lugar cierto de la aventura quijotesca, con nuevas propuestas y soluciones.
Proponen los autores el Camino de Toledo a Murcia como un clarísimo hilo conductor, además de los pueblos del Común de la Mancha frente al Campo de Montiel, y apuntan un buen núcleo de propuestas que van a desarrollar en futuros libros, aunque en este ya quedan claramente definidas sus ideas.
El segundo capítulo de esta obra trata de la arqueología de Manjavacas y Mota del Cuervo. Lo primero que nos da Isabel Sánchez Duque, en su perfecto trabajo, es la seguridad de que Manjavacas es un despoblado, y allí hubo un núcleo de población al menos en 1243, y perteneciente a la Orden de Santiago. Estudia el gran “Camino” que es antiguo y utilizado desde hace muchos siglos, y en él los puntos arqueológicos reseñables, ofreciendo una nueva visión de la arqueología manchega. Aparecen “cerros de las nieves” y “motillas” por varios puntos, todas ellas lugares de asentamiento primitivo. Dedica espacios amplios a describir y analizar los hallazgos de lugares como el “Cerro de las Nieves” de Pedro Muñoz, que ella conoce a la perfección, el Cerro de la Virgen de Criptana, el Montón de Trigo, la Motilla de Pozo Nieve, en Mota, el Montón del Toboso y Manjavacas. Pero añade datos del Albardinal, del Pradejón, del Cerrero o del Pozo Villarejo. El estudio de la arqueología manchega, que ya adelantó en su libro sobre los “fundadores y pobladores” de Tomelloso, es realmente espectacular.
Sigue Escudero analizando los elementos cervantinos delpaisaje, y nos habla de los bosques y las dehesas. El Bosque de Haldudo es uno y la Dehesa de la Orden otra. Pero entra a investigar sobre las posibilidades ganaderas de la zona como espacio quijotesco, y concluye que el hidalgo protagonista era sin duda de una villa santiaguista. Todo a través de esas frases como en clave que Cervantes deja caer en su texto, y que muchos han analizado antes: “En cuatro se dividía…” el camino. No lejos de Manjavacas.
Analizan los autores el significado y valor de los portazgos para mejor comprender el Quijote. Y estudia con un detenimiento hasta ahora no usado las ventas, sus localizaciones, donde estaban como funcionaban, sus estructuras, etc. También hace eso con los mesones de los caminos, los de El Toboso, la Venta de Anton Sánchez en Pedro Muñoz, etc.

El libro acaba con dos capítulos que gustarán especialmente en Mota del Cuervo: la devoción a la Virgen de la Antigua en Manjavacas, su fiesta veraniega, la ermita, etc. Es, en definitiva, un libro valioso, documentado, muy bien escrito, apasionante en suma. Que abre un camino para saber más de Cervantes, de su personaje de ficción, de los lugares por donde (siempre en la imaginación fértil del complutense) anduvo arreglando el mundo…

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