Gismera Velasco,Tomás: “José Antonio Ochaita, la voz de la Alcarria”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2002. Colección “Letras Mayúsculas” nº 7. 188 páginas. Ilustraciones. Antología. ISBN 978-84-95179-86-9.
Ofrece este libro la visión de uno de los personajes más característicos y cruciales de la historia de la ciudad de Guadalajara, y de su provincia toda, en el siglo XX. De José Antonio Ochaita hablamos, quien fue su Cronista y el poeta de mayor envergadura del siglo. De la voz que plasmó en versos una visión personalísima, con fuerza y dramatismo, de la ciudad y sus cosas. Por eso se le ha denominado también “la voz de la Alcarria”, y por eso ha venido a ocupar, treinta años después de su muerte, un hueco en la actualidad de nuestra vida cotidiana, porque no sería justo que olvidáramos a un hombre sabio, bueno y bien hablado como lo fue Ochaita. Modelo a seguir en muchas cosas.
Cuando este libro se presentó en el
salón de plenos del Ayuntamiento de Guadalajara, el acto estuvo a cargo del
alcalde José María Bris, del cronista actual de la ciudad, José Antonio Suárezde Puga, y del biógrafo de Ochaita, Tomás Gismera Velasco. Sus voces se aunaron
para recordar la figura de este hombre que plasmó en sus canciones el nervio de
la España tradicional. Y tuvieron en las manos el libro que, una vez
presentado, es ya una oferta de información e inspiraciones para cuantos gustan
del buen decir, de las biografías sinceras, de la poesía con personalidad.
Ochaita poeta
José Antonio Ochaita es una de las
voces más personales de la poesía española del siglo XX. Esta afirmación, que
aparece en la contraportada del libro que acaba de editarse, con su biografía y
una antología de la mejor “copla” y poesía de raiz guadalajareña que escribiera
a lo largo de su vida, es la esencia de la biografía que ha escrito Tomás
Gismera Velasco, y que viene a poner en su lugar exacto la figura y la obra de
este jadraqueño irrepetible.
Un libro sencillo y vistoso, útil
sobre todo, fácil de leer, emocionante a trechos, divertido también,
entrañable. Un libro que con el patrocinio del Ayuntamiento de Guadalajara, ha
editado AACHE dentro de su Colección “Letras Mayúsculas”. En su portada
aparece, con el gesto de su humanidad desbordante, el retrato que le pintara J.
Barbero en 1949. Y luego, como preámbulo a la obra, el lector se encuentra con
ese otro Autorretrato que el propio Ochaita escribiera ofreciéndose en carne
viva. Muchos ya saben que fue Ochaita, junto con los también poetas y letristas
Quintero, León y Solano, quien escribió en las décadas de los años 40 a 70 la
mayoría de las letras de lo que se llamó entonces “canción española”, muy de
raiz andaluza, aunque con ejemplos tan superconocidos como el Porompompero, o
el “Americanos....” de la película Bienevenido Mister Marshall. Esa faceta fue
la que proporcionó un medio de vida a Ochaita, además de su trabajo como
periodista, y la que le ha puesto en una página preclara y eterna de la poesía
española.
La voz de la Alcarria
Pero la verdadera dimensión de hombre
de letras, de escritor, de poeta, de verdadero “primera fila” de la literatura
hispánica y, por supuesto, alcarreña, en el siglo pasado, nos la da su talento
innovador en el campo de la poesía. Los últimos años de su vida los dedicó a
componer largas versificaciones sobre la historia de su tierra natal, la
Alcarria. Sobre sus personajes, sus castillos, sus pueblos, sus maravillas. Con
un torrente de innovaciones formales y una explosión de metáforas y neologismos
que le ponen como una verdadera máquina de escribir y asombrar ante los ojos de
cualquiera que se enfrente con su obra escrita.
Hace unos años, el Ayuntamiento de
Guadalajara (del que Ochaita fue Cronista Oficial) editó una estupenda
antología poética, que consiguió ajustar entre los justos medios de un libro la
obra que se hubiera perdido de no haberlo hecho así. Ahora ha sido Tomás
Gismera Velasco quien se ha impuesto, en su continua y rigurosa tarea de
biógrafo de los mejores alcarreños, la de elaborar una biografía de Ochaita, y
le ha salido redonda. Sencilla, sin alharacas de notas o bibliografías: con el
dedo limpio de la prosa legible, y el sentimiento hondo de la humanidad que
desborda. En la referencia vital del poeta se van acoplando, siempre donde
corresponden, sus mejores poemas.
Un libro estupendo que se lee de un
tirón, y que se guarda, porque siempre apetecerá releer sus coplas, sus piropos
a la princesa de Éboli, su dramático “Manos nuevas para tierra vieja...” con el
que murió, puesto en los labios, una noche de verano en Pastrana.
El autor del libro
Tomás Gismera Velasco es atencino pero
desborda su actividad por la provincia toda. Recientemente ha presentado (en el
Ayuntamiento de Guadalajara también la semana anterior) su biografía sobre el historiador Layna Serrano. Antes había escrito y publicado un libro sobre La Caballada de Atienza. En varias ocasiones ha conseguido premios y distinciones
en certámenes de narrativa literaria. Y este año ha sido nominado como “Popular
de Historia” por este periódico Nueva Alcarria. No es casualidad este aluvión
de presencias en los medios. Con su sencillez y su humildad, Gismera demuestra
que se puede ser un gran trabajador de la cultura sin armar demasiados
espectáculos. Es la forma cabal y siempre segura de construir el entablado de
un gran edificio. Trabajar todos los días poniendo una madera, clavando un
clavo, pintando un rincón. Eso hace Gismera con su tarea de historiador, de
escritor y de biógrafo. Y en este libro sobre Ochaita le ha salido la obra
redonda, espléndida, brillante. Será un libro que servirá a muchos para
encontrarse con ese pequeño y vivaz escritor, al que ya tiene Guadalajara
dedicada calle y estatua. Tras este libro, toda la memoria, cuajada de cariño y
admiración, de los ciudadanos para él. Qué menos!!!
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