Ouchna, Zayd: “Amzruy s izli”. Aache Ediciones, Guadalajara, 2014. 220 págs. 17 x 24 cms. ISBN 978-84-15537-57-1
Un libro singular, sin duda, el que nos
ofrece la editorial alcarreña Aache, al haber contactado con los representantes
del pueblo amazigh (“los hombres libres”) aquí en España, y publicar esta obra
en la que se recoge en forma de relatos breves, y de poemas casi épicos, la
historia de este pueblo “bereber” a lo largo de los últimos cien años.
Primero de todo, localizar a los amazighs,
que constituyen un pueblo con personalidad propia desde hace miles de años. Son
los primitivos pobladores del norte de África, y a los que encontraron los
romanos cuando se adentraron desde las costas del Mediterráneo hacia las
misteriosas tierras interiores, ya por entonces áridas, pero con núcleos
importantes en torno a oasis. Siglos después se les denominó bereberes, como un
apelativo de connotaciones despectivas al considerárselos “bárbaros”, aunque
ellos solo hicieron que mantener su cultura y sus costumbres pasadas de abuelos
a nietos, desde cientos de generaciones.
Viven todavía, un buen número de personas,
en el área más oriental de Marruecos, entre las faldas meridionales del Atlas y
las septentrionales del Anti-atlas, en un espacio realmente seco, árido,
desértico y misterioso.
La forma de transmisión de la cultura
amazigh ha sido siempre oral, a través de “bardos” o poetas populares que han
ido recitando, en forma de poemas, sus antiguas historias, sus leyendas, sus
mitos tradicionales. También lo han hecho a través de la escritura, del
alfabeto “tifinagh”, como elemento más culto de transmisión de los
conocimientos. El reino de Marruecos reconoció hace pocos años en su
Constitución la existencia de esta lengua y el respeto que merece, aunque desde
hace muy poco tiempo se está estimulando el aprendizaje del árabe incluso en
estas áreas de los amazighs.
La cultura de esta región, formada por
inmensas extensiones de montañas violentas y áridas llanuras, se centra en las
poblaciones que sobreviven en torno a densos oasis con reservas de agua y
muchas palmeras. Uno de esos lugares es Tadighouste, el pueblo natal del autor
del libro que comentamos. Impresiona el enorme palmeral donde se cultivan los
alimentos vegetales y la seca altivez del poblado, en el que destacan
castilletes, fortalezas, mezquitas y kasbas de puro adobe. Una de ellas aparece
en la portada de este libro. El autor es Zayd Ouchna, un escritor muy conocido
en el área, y un investigador del costumbrismo y las esencias de los amazighs.
Él recopila, en esta obra, los relatos de otros cuatro “bardos” que vivieron a
lo largo del siglo XX y que fueron relatando en los pueblos bereberes sus
antiguas consejas, sus milenarias creencias. De esos bardos famosos, en este
libro se aportan los relatos de cuatro de ellos, casi todos ya fallecidos:
Aachaq Sekou (que aparece en la cubierta del libro), Ueesta, Lbaz, y 3mer
Umehfud, que aún vive. Todos ellos alcanzaron la ancianidad con la vista
perdida, probablemente (pensamos) de haberles llegado tanta luz desde el desierto,
pero con la cabeza muy despierta, llena de recuerdos y sabiduría.
El libro, por tanto, es algo único y maravilloso. Con una cubierta de Latifa Habib y una breve introducción de Zayd Ouchna, da paso a los relatos de
los cuatro bardos, que además de narrar antiguas leyendas, dicen las cosas
ocurridas en el país de los hombres libres a lo largo del siglo XX. Un libro derecuerdos y de protestas, al mismo tiempo. Un libro que está pensado
exclusivamente para los amazighs, los bereberes extendidos por el mundo,
especialmente por España, Italia y Francia, donde hoy residen muchos de ellos.
El único problema, que está publicado exclusivamente en tifinagh, aunque en su
doble vertiente de alfabeto latino y alfabeto tradicional cuyos signos tanto
recuerdan los petroglifos del interior
del Sahara. Está, por tanto, dirigido fundamentalmente a ellos, aunque
bien puede valer para resguardar, en las bibliotecas europeas, esta antigua
cultura de tan frágil pálpito hoy en día.
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