viernes, 21 de noviembre de 2014

Poemas con fuerza y fantasía




Mañueco, Juan Pablo: "Cuarenta Sonetos Populares y cinco canciones diversas". Aache Ediciones. Guadalajara, 2014. 100 páginas. ISBN 978-84-15537-63-2. 12 €.

Un nuevo libro de Juan Pablo Mañueco, en el que nos brinda la fuerza de su verso retumbante, sonoro y bien escrito. En este libro se juntan muy diversos temas, salidos todos de la mano inagotable, del venero omnipresente. Así dice de él Antonio Herrera, en el prólogo de la obra:

Como un aire cargado de versos, de rimas, de sonrisas y aspiraciones, de sutiles sugerencias, de tantas cosas que uno no acaba de definir, se nos llega este libro, uno más en la ya abundante peripecia literaria de Mañueco, que es tan variada como la vida que nos rodea, y que nos sugiere nuevos perfiles para las cosas que a diario vemos.
No quieren ser estas líneas valoración del libro, encomio del autor, aplauso sin más por unos pasos razonablemente bien escritos, sino que pretenden dar voz a la impresión que queda cuando se ha leído entero el repertorio del poemario y aún gustaría leer más, escuchar el ritmo que gotea de cada hoja.
Nombrar los doce meses del año, contarlos y cantarlos, decir de ellos su cifra y su milagro, me supone siempre la obligada memoria de la piedra tallada de Beleña: en el recóndito confín de la Campiña y la Serranía, donde el agua del Sorbe baja fría desde la altura gris del Ocejón, un tallista anónimo, optimista y cuidadoso nos dejó en el siglo XIII su visión del Cosmos, del año entero, de las tareas que los hombres y las mujeres enfrentaban, mes a mes, para vivir lo mejor posible, para divertirse y razonar, aprendiendo del paso inexorable del tiempo. Mañueco parece atisbar desde lejos la portalada románica del templo de Beleña, y aprovecha enseguida su emocionada visión para darnos doce sonetos que componen un retablo del año, un sabor de sabores y olores, de alegrías fundadas.
Para los diez años de la primera década de este siglo en que vivimos, como si de un resumen periodístico se tratara, Mañueco reserva otros tantos poemas que recuerdan hechos y atropellos, apariciones y dolores, desde la caída de las torres gemelas de Manhattan, a la aparición del euro como moneda de la vieja Europa; desde la declaración de las siete maravillas del mundo a los ajustes que todo lo desajustan. Se hace raro ver un conjunto de sonetos dedicados a temas tan prosaicos, pero a lo que se ve el autor, Juan Pablo Mañueco, puede con todo.
Y ya superados los momentos de perplejidad, el lector se siente cómodo en esos sonetos de amor, a los que rodea el asombro, porque todo es hermoso en ellos, la voz y el eco, las octavas olas con que canta a Lisboa, o el ardor de llama espiritual y tierna con que alaba y reclama a su amada.
Un libro este que es plural y llamativo, porque los temas que se desordenan en el índice, que afluyen por las cuatro esquinas al estanque de la lectura, se suman al fin en una sola idea: la del manejo del idioma, de los recuerdos, de los saberes y las emociones. Y la del poso último de belleza y humanidad que de ellos fluye. Un libro honrado que me encontré al pasar, y no he podido resistirme a leerlo, a disfrutarlo, a llevarlo ya, como lo llevo, prendido en la memoria de las firmezas.


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