Antonio
Ferrero: Recetario deldulce artesano en Guadalajara. Aache Ediciones. Guadalajara, 2015.
Colección “Tierra de Guadalajara” nº 90. 256 páginas. Cientos de imágenes a
color. ISBN 978-84-15537-68-7. Prólogo de Ana Guarinos. Con la colaboración de
la Excmª Diputación Provincial de Guadalajara.
Un nuevo libro que nos entrega recuerdos y
sabores de antiguas épocas, realizado con la pulcra capacidad de Aache, gracias
a la generosidad que los hijos del autor, ya fallecido, han demostrado al poner
al alcance de todos las recetas personales de quien fue “maestro de la dulcería” en la Guadalajara de postguerra.
Antonio
Ferrero Boya (1921-2005) artesano del dulce, está reconocido por
su aportación a la artesanía del dulce en Guadalajara, siendo sus especialidades
más notables los famosos "feos",
las pastas de almendra, las pastas de piñones, el turrón de yema, los merengues
de café, el huevo hilado, los bizcochos borrachos, las trenzas de hojaldre y el
roscón de Reyes. De su vida sencilla y laboriosa poco puede decirse que no
tenga que ver con los obradores de las pastelerías. Nacido en Benavente
(Zamora), con pocos años y recién casado, se instaló en Guadalajara y nunca
salió de aquí, porque siempre dijo que la ciudad alcarreña siempre le había
tratado muy bien. La paciencia infinita del señor Ferrero ha sido, quizás, el
secreto mejor guardado que, durante más de cincuenta años, hizo que casi toda
Guadalajara "se chupase los dedos" con sus exquisitas elaboraciones.
Siempre con el lema de "querer hacer
las cosas bien", Antonio Ferrero recordaba en la última etapa de su
vida la satisfacción que le producía ver a "los
chicos y chicas" de Guadalajara comer sus dulces por las calles. Han
querido sus hijos cumplir con un último deseo del autor de estas “genialidades
gastronómicas”, y que no era más que dejar a la posteridad, en forma de libros,
las recetas de sus elaboraciones.
Para cuantos de jóvenes nos acercamos
muchas veces a los escaparates de la confitería Villalba, en la calle mayor de
Guadalajara, y sentíamos cómo se nos hacía la boca agua al ver aquellas
golosinas maravillosas que endulzaban las tardes infantiles (los feos, los
hojaldres dulces, los merengues de café, las pastas de piñones…) es ahora
emocionante comprobar que todas se han reunido, escritas y fotografiadas, en
este libro que es como un tesoro precioso, como un pasaporte a la infancia, y
como un legado generoso del que el autor quiso que nos apropiáramos todos. Sus
hijos Antonio y Milagros han sabido recoger aquel deseo de su padre, y han
conectado con la sociedad no solamente rehaciendo aquellas suculentas
nimiedades, sino recogiendo en este libro tan cuidado los afanes de Antonio
Ferrero.
La
Diputación Provincial de Guadalajara ha entendido también, a la perfección, que
ayudando las ediciones de libros como este ayudan a mantener viva la raíz
generosa de esta tierra, que de tantos modos se expresa. Un libro sonriente,
colorista, sabroso, inolvidable. No se puede pedir más. Hay que tomarlo en las
manos, disfrutar con la vista, segregar saliva, y ponerse a la tarea de
reproducir, de cualquier manera, estas delicias…
Leer aquí la Crónica de la Presentación
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