María del Rosario de Francisco Chicharro: “Rienda. Historias y Tradiciones”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2016. Colección “Tierra de
Guadalajara” nº 98. 180 páginas, numerosas ilustraciones en B/N. ISBN
978-84-92886-86-9. P.V.P.: 15 €.
Acude esta publicación al rescate de las viejas tradiciones
de los pueblos castellanos. Y las encuentra, ya solo en la memoria de quienes
las vivieron en primera persona, en este pueblecito, que aún alienta, en la
serranía de Atienza, en los límites mismos de Soria, en las peladas y frías
alturas del Ducado.
No es la historia del pueblo, que apenas si la tiene, porque
dependió siempre de Paredes de Sigüenza, que está muy cercano, y fue de paso
entre las dos mesetas castellanas. Cerca de aquí cruzó el Cid Campeador hacia
Valencia, y por estas elevadas mesetas circularon los romanos sobre una calzada
que aún muestra sus restos, en las cercanías del pueblo. De tiempos muy muy
remotos ha conservado las huellas de los dinosaurios, y por aquí y allá surgen
restos, fragmentos prehistóricos, que atestiguan la antigüedad del lugar.
Pero la esencia de esta publicación que escribe Rosario de
Francisco, nacida en el pueblo, y con una clara visión de lo que cuenta, es
otra: es la recuperación escrita de una memoria colectiva, anclada en los años
que discurren por el siglo XX. De abuelos y padres recoge tradiciones, formas
de vida, disposición al trabajo y formas de divertirse. Solo para dar una leve
idea de lo interesante de su aportación, cabe dirigirse al índice del libro y
ver que en él aparece, tras la somera descripción del pueblo, de las casas y de
la iglesia, las alusiones a sus figuras personales de relieve (el sacerdote, el
médico, el barbero, el lucero, la maestra…) y a quienes pasaban de camino
ofreciendo sus servicios, los cacharreros, los trajinantes, los segadores, los
pobres peregrinos…
La mayor parte del libro se va en la descripción de los
elementos que componían la vida de Rienda, en años pretéritos. Y así habla de
las labores agrícolas, esencia de la vida, más las ganaderas, y las artesanas.
Sigue con las tareas caseras, tanto de hombres como de mujeres, y acaba con la
formación de la escuela, las enfermedades y sus remedios, el servicio militar,
las costumbres, fiestas y vicios, más referencias (ineludibles) a la Guerra Civil,
la meteorología, canciones infantiles, refranes… en fin, un caleidoscopio de
asuntos que vienen a darnos una vívida imagen de la existencia rural de un
pueblo castellano.
Aumentado de numerosas fotografías, en la mayoría de ellas
con personajes reales, de la familia, del pueblo en el siglo XX, el intento de
Rosario de Francisco es absolutamente exitoso, y el libro se lee de una tirada,
con su lenguaje fácil y directo. No en balde la autora ha dedicado su vida a la
enseñanza, y sabe de qué habla, y lo hace muy bien. Un libro, en suma, muy
recomendable, y que nos facilita aún más el conocimiento de la tierra en que
vivimos.
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