Rosa, G.; Sousa, M.J.: Catálogo de signos lapidarios y
gliptografía. Provincia de Guadalajara. Tomo I: El monasterio de Santa María de Monsalud. Tomo II: La Serranía. Tomo III: La Campiña. Formato PDF grabado sobre
CD, incluido en estuche de plástico con carátula informativa. P.V.P.: 10 €.
Ejemplar.
El trabajo minucioso, profesional, incansable, de Gerardo
Rosa y de M. J. Sousa, consistente en la búsqueda, dibujo, y análisis de todas
y cada una de las marcas de cantero existentes en los edificios románicos de la
provincia de Guadalajara, es algo que debería reconocerse algún día de forma
pública, porque tan silenciosos van por la vida que casi nadie se ha percatado de lo que hacen.
Y ello es que, a pesar de ese silencio, y esa humildad en la
tarea, el trabajo es consistente e importante, porque consiste en acudir ante
todos y cada uno de los edificios románicos, fundamentalmente iglesias y
monasterios, y darles un completo vistazo, una a una, en sus piedras.
Fotografiar y dibujar las marcas encontradas, sumarlas en una base de datos, y
sacar conclusiones de sus formas, repeticiones, y coincidencias con otros
edificios cercanos o distantes.
Esta tarea se ofrece en libros (digitales, a todo color, y
plenos de imágenes) que hasta ahora han alcanzado tres circunscripciones. La
primera, se ha dedicado exclusivamente a un solo edificio, el monasterio cisterciense de Monsalud, tanto la iglesia como las dependencias monacales. La
segunda, mucho más amplia, ha venido a estudiar todos los edificios románicos
de la Sierra Norte de Guadalajara; y la tercera, más reducida, con apenas media
docena de edificios, se ha entretenido en el mismo estudio pero de los
edificios románicos que aparecen en la Campiña del Henares.
El lector, que ha de serlo a través de un ordenador o medio
de lectura digital, se encontrará en cada caso con una introducción histórica y
descriptiva del arte románico en la zona, a cargo de la propia empresa editora
de los libros, que es AACHE Ediciones de Guadalajara. Y luego aparecen las
plantas y la descripción de todos los edificios, con la relación fotográfica en
y en forma de tablas de todas las marcas encontradas.
El misterio en torno a estos elementos gráficos del Medievo
sigue estando vivo, todavía. Nadie ha llegado a dar una teoría total, e
irrebatible, que explique su existencia ¿Por qué se tallaban, de forma al
parecer aleatoria, pero fija, esos signos lapidarios, esas marcas que parecen
ser el sello de un artista, de una cuadrilla quizás, de un origen común? No se
sabe con certeza. En cualquier caso, la tarea de Rosa y Sousa es doblemente de
agradecer, porque a pesar de esa inconcreción general, ellos siguen en el único
camino que en este momento cabe, y que es en el de la recogida paciente,
exhaustiva, de los testigos gráficos de esta aventura extraña y sorprendente,
la de las marcas de cantero en el románico de Guadalajara.
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