viernes, 22 de diciembre de 2017

Sorbitos de sol y sombra

Chelo Morales: "Sorbitos de sol y sombra. 1". Aache Ediciones. Guadalajara, 2017. Colección "Doña Cadima" nº 8. 110 páginas. ISBN 978-84-17022-44-0. PVP: 10 €.

Llega a nuestras manos un nuevo número de la Colección de poemarios Doña Cadima. Aquel nombre evocador de miradas silenciosas y expresiones escondidas: es el número 8 de esta que ha mantenido entre sus  títulos las cosas que escribieron en su día Pablo de Albercón, Jesús Aparicio, Carlos Doñamayor o Carmen Bris. Gentes de Guadalajara que han seguido, que siguen tras años de introspección permanente, escribiendo versos.
Ahora se ha lanzado al paseo de las letras Chelo Morales, docente y apasionada de la docencia, lectora y amante de las páginas cargadas de mensajes, poeta y atenta vigilante de cuanto pasa en su torno, de cuanto pasa por dentro de sí misma.
Ese aleteo introspectivo, y esa curiosidad vigorosa, ha puesto alas en las manos de la autora, y se ha desgranado, como en apuntes, y viene a dejarse beber, como en sorbitos, para que la sopresa permanente en que ha vivido quede plasmada en las letras que con amor y sensibilidad sumas ha fundido en versos.
Tiene su obra dos partes, porque es amplia, y suena en muchos registros. Pero un solo título para toda ella: “Sorbitos de sol y sombra”. Ahora el tomo primero, y quizás no tardando el segundo, para deleite de sus cosechados lectores. En esta entrega ya manifiesta su intención: dar en cortos poemas, en breves dictados, su visión de la vida. La muestra de su paulatino descubrir esencias, y el progresivo y depurado traducir de sus sentimientos en estos renglones que se saben versos, conjuntados en esos pérrafos que se deben aclamar como poemas.



Una introducción amistosa y certera de Virtudes Pardillo, define a la autora de este poemario como un permanente temblor que se afana en aprender y crear. Así es ella, además de alegre y amistosa: un canasto de impresiones y obsesiones románticas, que al fin tenía que lanzar la presión que le sobra de esta manera, construyendo calles sonoras, predicando discursos –en brevedad y armonía- en los que se derrama y expone.
La poesía intimista, que es la que pone en práctica Chelo Morales en esta primera entrega de “Sorbitos de sol y sombra”, supone un esfuerzo difícil de autoanálisis, una búsqueda casi dolorosa de las palabras que manifiesten cuanto se lleva dentro. Ella nos dice, poco a poco, su descubrimiento de las cosas: de la vida, del amor, del trabajo, de la familia, de los pájaros, de la gente que conoce y no conoce, de sí misma frente a un espejo.
Es de aplauso cómo lo hace: mirándose atenta, y buscando con pasión las palabras justas. ¿Un ejercicio de psicoanálisis? ¿Un desacato al tiempo que pasa inexorable? ¿Quizás una triste llamada a la sombra, lejana, de un amor que se diluye? Todas esas cosas, y muchas más, con fuerza y aleteo, son las que aparecen por las ciento diez páginas de este poemario, al que saludo con respeto, y con admiración. Un magnífico libro con el que se desvela una escritora de raza.

A.H.C.


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