Chelo Morales: "Sorbitos de sol y sombra. 1". Aache Ediciones. Guadalajara, 2017. Colección "Doña Cadima" nº 8. 110 páginas. ISBN 978-84-17022-44-0. PVP: 10 €.
Llega a nuestras manos un nuevo número de la Colección de
poemarios Doña Cadima. Aquel nombre evocador de miradas silenciosas y
expresiones escondidas: es el número 8 de esta que ha mantenido entre sus títulos las cosas que escribieron en su día
Pablo de Albercón, Jesús Aparicio, Carlos Doñamayor o Carmen Bris. Gentes de
Guadalajara que han seguido, que siguen tras años de introspección permanente,
escribiendo versos.
Ahora se ha lanzado al paseo de las letras Chelo Morales,
docente y apasionada de la docencia, lectora y amante de las páginas cargadas
de mensajes, poeta y atenta vigilante de cuanto pasa en su torno, de cuanto
pasa por dentro de sí misma.
Ese aleteo introspectivo, y esa curiosidad vigorosa, ha
puesto alas en las manos de la autora, y se ha desgranado, como en apuntes, y
viene a dejarse beber, como en sorbitos, para que la sopresa permanente en que
ha vivido quede plasmada en las letras que con amor y sensibilidad sumas ha
fundido en versos.
Tiene su obra dos partes, porque es amplia, y suena en
muchos registros. Pero un solo título para toda ella: “Sorbitos de sol y
sombra”. Ahora el tomo primero, y quizás no tardando el segundo, para deleite
de sus cosechados lectores. En esta entrega ya manifiesta su intención: dar en
cortos poemas, en breves dictados, su visión de la vida. La muestra de su
paulatino descubrir esencias, y el progresivo y depurado traducir de sus
sentimientos en estos renglones que se saben versos, conjuntados en esos
pérrafos que se deben aclamar como poemas.
Una introducción amistosa y certera de Virtudes Pardillo,
define a la autora de este poemario como un permanente temblor que se afana en
aprender y crear. Así es ella, además de alegre y amistosa: un canasto de
impresiones y obsesiones románticas, que al fin tenía que lanzar la presión que
le sobra de esta manera, construyendo calles sonoras, predicando discursos –en
brevedad y armonía- en los que se derrama y expone.
La poesía intimista, que es la que pone en práctica Chelo
Morales en esta primera entrega de “Sorbitos de sol y sombra”, supone un
esfuerzo difícil de autoanálisis, una búsqueda casi dolorosa de las palabras
que manifiesten cuanto se lleva dentro. Ella nos dice, poco a poco, su
descubrimiento de las cosas: de la vida, del amor, del trabajo, de la familia,
de los pájaros, de la gente que conoce y no conoce, de sí misma frente a un
espejo.
Es de aplauso cómo lo hace: mirándose atenta, y buscando con
pasión las palabras justas. ¿Un ejercicio de psicoanálisis? ¿Un desacato al
tiempo que pasa inexorable? ¿Quizás una triste llamada a la sombra, lejana, de
un amor que se diluye? Todas esas cosas, y muchas más, con fuerza y aleteo, son
las que aparecen por las ciento diez páginas de este poemario, al que saludo
con respeto, y con admiración. Un magnífico libro con el que se desvela una
escritora de raza.
A.H.C.
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