miércoles, 27 de febrero de 2013

Por los caminos de Guadalajara


José Ramón de Urioste: “Caminos de Guadalajara”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2006. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 7. 240 páginas. Planos de rutas. ISBN 978-84-96236-84-4. 15 Euros.

Desde hace años, quizás muchos años, José Ramón de Urioste y Ramón y Cajal ha venido pateándose los caminos de Guadalajara. Su forma de escribir, ya consagrada en diversos premios y brillantes intervenciones literarias previas, tiene la fragancia de quien va descubriendo los mil perfiles de la tierra que pisa, sorprendiéndose y juzgando también. No es un mero transcriptor, sino que da valor a las cosas: y unas son positivas y otras no tanto. Al menos, tiene la valentía de decirlo.
Empezó, hace cuarenta años, recorriendo sobre un seiscientos los caminos, -en su mayoría polvorientos o embarrados- de Guadalajara. Anotaba lo que veía, y algunas veces se documentaba luego sobre ello. Otras no: simplemente escribía su impresión, lo que le contaban los paisanos, y ahí quedaba el dato.
En el discurso viajero de Urioste hay mucho de emoción y vida directa. Así ocurre que en algunos lugares de la provincia, meritorios de aplauso por muchas razones, la fotografía le sale movida. Así ocurre en Brihuega, donde tuvo problemas con los taxistas; o en Lupiana, donde los tuvo con el guardián del viejo monasterio jerónimo; o en Torija, donde las vitrinas del Museo Cela (ahora cerrado ya) le supieron a rancio.
Pero en la mayoría de los lugares, Urioste acierta con su descripción, le pone un toque vibrante, muy breve y directo, de pasión y ganas. Una sonrisa. Y casi siempre sale un gato corriendo, un arco iris, un bar de plaza mayor donde hacen unas suculentas empanadillas que alaba como merecen. No se entretiene en largas descripciones de monumentos, historias o costumbres. Simplemente llega, describe lo que ve, lo valora, lo sazona con sus inesperados adjetivos y visiones por derecho y por el forro, y se va.
Es, sencillamente, otra Alcarria a la que estamos acostumbrados. Una Alcarria (y una Campiña, una Sierra y un Señorío molinés) que merece ser leída y entendida. Porque nos fuerza a verla desde esa perspectiva, siempre sana: la del forastero que llega sin prejuicios y cuenta lo que el corazón le dicta.

El autor de este viaje literario

José Ramón de Urioste y Ramón y Cajal nació en Madrid en 1944. Su modo de vivir es el trabajo en una Compañía de Seguros, pero su indudable vocación es la de escritor.  Su más conocido triunfo fue haber sido ganador del Premio de Novela «Ciudad de Irún» en 2002, con su obra «Por la pendiente», habiendo llegado a finalista en otros varios concursos, entre ellos los premios de novela Sésamo 1986, Tigre Juan 1987 y Plaza-Janés 1989. Cuenta Urioste en su haber con 16 novelas, 3 libros de poesías, 2 de cuentos y relatos y ahora este libro de “viajes literarios” que acaba de publicarse. Optimista y hablador, Urioste ha recorrido España entera a través de sus caminos más insospechados, pero ha elegido precisamente la provincia de Guadalajara para hacer su début como autor de literatura de viajes. Es quizás esta una costumbre que abrió Camilo José Cela con su “Viaje a la Alcarria” y han ido repitiendo otros autores. Ojalá se ponga de moda esta buena costumbre, de entrenarse con Guadalajara para descubrir el mundo y contárselo a los demás.

El libro “Caminos de Guadalajara”

La edición de “Caminos de Guadalajara” de J.R. de Urioste ha corrido a cargo de AACHE Ediciones de Guadalajara, que lo ha colocado como número 7 de su Colección “Viajero a pie”. Tiene la obra 248 páginas y muchos grabados, en su mayoría realizados por el propio autor, que además maneja con trazo fácil el estilógrafo. En la cubierta aparece una perspectiva de los bosques del Ducado antes de su incendio: concretamente una imagen espectacular de los grandes pilotes rocosos conocidos como “los Milagros” de Riba de Santiuste, en el valle del río Salado.

2 comentarios:

  1. El paraje de los Milagros está en Riba de Saelices y no Riba de Santiuste.

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  2. El paraje de los Milagros está en Riba de Saelices y no Riba de Santiuste.

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