lunes, 9 de marzo de 2015

Huertapelayo en el Alto Tajo

Marta Embid Ruiz: Historias y Leyendas de Huertapelayo. Aache Ediciones. Guadalajara, 2015. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 91. 152 páginas. Numerosas imágenes a color. ISBN 978-84-15537-70-0. PVP. 12 €.
De este pueblecito, mínimo y lejano, agazapado entre los altos cantiles del Alto Tajo, mítico por sus “pelayos” que caminaron el ancho mundo, dando generosos brazos y mentes privilegiadas, y que ha estado a punto de desaparecer pero vuelve a ser de nuevo un lugar de acogida y alegres sones, es de lo que trata este libro escrito por una “descendiente” del pueblo. La historia de Huertapelayo es, realmente mínima, concentrada, olorosa a pinar y a revuelo de palomas. Pero las leyendas que atesora la memoria de sus gentes es lo que, quizás para sorpresa de algunos, más juego da y más sorpresas va a despertar en los curiosos y voraces lectores de lo guadalajareño.
Marta Embid Ruiz (Barcelona, 1975), originaria del pueblo, de donde hace años salieron sus padres, y sus abuelos, es persona ligada a la comunicación: divulgadora, conferenciante y colaboradora en diferentes programas de radio y televisión relacionados con la historia antigua y sus misterios, y además estudiosa de las tradiciones populares de los pueblos de nuestra geografía, ha conseguido en esta obra un bordado perfecto de historias reales y leyendas transmitidas.
Con una estructura simple y clara, este libro nos transmite las esencias de un pequeño pueblo serrano. La geografía nos habla de sus montes, altitudes, clima, flora y fauna. La prehistoria, de sus habitadores primeros, celtíberos por supuesto, y de sus huellas más o menos visibles. El patrimonio, muy reducido a la iglesia y algunas construcciones típicas, nos muestra los brillantes colores del altar barroco de su pequeña iglesia. La Naturaleza se alarga a mostrar paisajes, picachos, cascadas, puentes y fuentes, excursiones posibles… y finalmente los capítulos, entrañables y cordiales, que nos desgranan las leyendas que cuentan en el pueblo, las historias de emigrantes, las tareas de los pinares, los remedios caseros, y un largo etcétera de curiosas noticias sobre el tejido rural y tierno de un pueblo que existe de milagro, porque en Huertapelayo, que por la forma de desarrollarse España en los años 60 del pasado siglo hubiera llegado a desaparecer sin duda, hoy es un lugar de mítica peregrinación, un lugar al que apetece ir, y más después de pasear la vista por las páginas escritas y los grabados coloristas de este libro que Marta Embid ha cuidado tanto, y con él ha conseguido tan excelente resultado.
Pata quienes buscan sugerencias por descubrir. Y para quienes se saben ya lugares y nombres de esta tierra, la casi mágica palabra de Huertapelayo va a meterse de inmediato en sus corazones. Del libro, nuevamente, solo podemos decir cosas buenas, porque es perfecto, está bien escrito y magníficamente presentado. Y de la autora, porque ha demostrado tener muy claro lo que quiere decir, y decirlo con el bagaje justo de palabras y mensajes con que las cosas hondas y sanas (iba a decir santas, pero a tanto no llego) deben decirse. Todos querrán saber (saberlo pronto, claramente, con el jugo de sus propios colores y la nostalgia de sus olores) sobre Huertapelayo. Este libro es el mejor camino para conseguirlo.



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