miércoles, 6 de febrero de 2013

Las salinas de Imon


Trallero Sanz, Antonio; Arroyo San José, Joaquín; Martínez Señor, Vanesa: “Las salinas de la comarca de Atienza”, Aache Ediciones. Guadalajara, 2003. Colección “Tierra de Guadalajara” nº 41. 126 páginas. Ilustraciones a color y planos en B/N.

Un estudio clásico, meticuloso, muy accesible a todos los lectores, sobre la industria de la sal de interior, y sobre las explotaciones salineras de la parte norte de la provincia de Guadalajara, en torno a la histórica villa de Atienza. Aunque en esta edición (que es la segunda) los editores añadieron una referencia a otras zonas salineras y salinas en explotación a lo largo de la historia en la provincia de Guadalajara, a cargo de Antonio Herrera.
Empieza la obra con explicaciones científicas y técnicas sobre el origen geológico de la sal, los paisajes que en su torno aparecen, los ríos, lagunas y vegetación que la acompañan, y las formas de vida que se establecen porque en siglos pasados tener sal era tener un tesoro, perteneciendo de forma natural, por ley, al señor de todas las tierras, al rey de un país, esos yacimientos y sus explotaciones.
Un segundo gran capítulo trata de la historia de estas salinas de la comarca de Atienza. De como fueron dadas en gentil donación por los reyes de Castilla a los obispos de Sigüenza, y como la leyenda viene repitiéndose desde hace siglos en el sentido de que la catedral de Sigüenza pudo ser construida gracias al dinero que los obispos sacaron de sus salinas.
No es para tanto. Pero sí que en tiempos pasados produjeron riqueza, dieron de vivir a mucha gente, y posibilitaron el crecimiento de sus pueblos. Los autores estudian el origen y desarrollo de las salinas de la zona: las más importantes son las de Imón, pero también se tratan las de Santamera, Bujalcayado, El Atance, la Olmeda, Riba de Santiuste, Paredes, Rienda, Alcuneza, etc, etc….
Se prepara al lector a continuación un meticuloso estudio de las técnicas de extracción, al aire libre primero ara extender el agua en los depósitos, y tras la evaporación recoger la sal, almacenarla, transportarla, y venderla, describiendo las albercas, recocederos y calentadores, más las norias y almacenes. De todo ello danlos autores en este libro clarificadores dibujos, esquemas, muchas fotografías, quedando claro el objetivo de esta industria, sus resultados, y los restos (cuasi arqueológicos) que hoy quedan de ella. Se lamentan, una vez más, como hacemos todos siempre que el tema aparece en público, de su pérdida, su ruina, su abandono, su olvido… cuando todo esto debería ser un patrimonio vivo y mantenido de una tierra como la nuestra.
El libro, que fue resultado de un proyecto de trabajo de alumnos de la Escuela de Arquitectura Técnica de la Universidad de Alcalá de Henares, y que llevó a ganar el premio “Guillen de Rohan” para estudios de arquitectura técnica histórica, aporta finalmente un esbozos de proyecto de recuperación de estas salinas, fundamentalmente de las de Imón, que aún pueden salvarse, porque todas las demás de la comarca están iremediablemente perdidas. Gustará a viajeros, a turistas, a estudiosos, a arquitectos e historiadores. Gustará, como siempre pasa, a cuantas personas tengan la suficiente sensibilidad para admirar las obras antiguas y tratar de protegerlas.

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