Pinel Martínez, José Antonio: “Pasión por la Vida”. Aache Ediciones.
Colección “Letras Mayúsculas” nº 39. Guadalajara, 2014. 376 páginas,
ilustraciones.
Si cada pueblo de nuestra provincia, tuviera una obra
literaria asignada como paradigmática por definición, este libro que firma el
profesor Pinel Martínez debería ser calificado sin duda como “el libro de
Arbancón”. Una gran obra literaria en la que, tras años de elaboración, mucho
saber y mucho cariño, consigue el autor retratar no solo un pueblo, sino sus
gentes, sus costumbres, su memoria íntegra, retratada con la minucia de un
orfebre, envuelta con el papel brillante de los regalos, ambientada y ofrecida
en el marco de la modernidad narrativa, de tal modo que combina el saber
antiguo con las perspectivas modernas y en sus abundantes páginas llega a
darnos, bien ordenadas y digeribles, las formas antiguas del vivir junto a las
propuestas más atrevidas del futuro.
Quizás una de las cosas más originales que tiene este libro,
-entre otras muchas- es la forma de exponer y describir la realidad actual y
pasada de Arbancón: a través de sus olores, sabores, visiones y sonidos. Un
aluvión de sensaciones que surgen de cada casa, de cada oficio, de cada fiesta,
de cada cocina, y componen un retablo que se nos muestra, sencillamente,
espléndido, enorme, completo. Planteado como una visita o serie de visitas al
pueblo, los viajeros van siendo guiados a los lugares en los que campean olores
y sabores antiguos, o en los que aparecen imágenes y sonidos antiguos y revividos.
De esta manera, Pinel consigue brindarnos una descripción polimorfa, palpitante
y viva a tope de este lugar de Castilla.
Al socaire de la visita al pueblo, de la descripción de sus
formas de vida, de sus edificios, oficios y sorpresas, surgen los nombres y
figuras de gentes vivas, unas con sus nombres auténticos, otras con los
inventados que sirven para dar mayor verosimilitud a un caleidoscopio perfecto.
Quienes hemos leído su primera obra en torno a Arbancón, la que titula
“Arbancón, historias, realidades e ilusiones de un pueblo”, vemos no sin
sorpresa que vuelven a aparecer los personajes reales que ya nos admiraron en
aquella obra que era evocadora y analista de un tiempo vivido, un tiempo
maravilloso como es el de la infancia: allí y aquí vuelve a aparecer Esteban
Asenjo, el abarquero, y sus tres hijos, o el tío Anastasio, el matarife, con la
explicación al detalle de sus sistemas de tratar, tan respetuosamente, al
cerdo, hasta transformarle en fuente de la humana alimentación; Marisol, de los
Ultramarinos Monge, donde se encuentran las cosas más variopintas, desde el vino de la Mancha y
el bacalao de Vizcaya que colgaba del techo, hasta los tablones envueltos de
tejidos de Tarrasa, cada uno con sus beatíficos olores puros y monumentales. O
el horno de asar de Juanito, el corona, también a rebosar de fuerzas
odoríferas. En ese primer encuentro con la realidad de Arbancón, que el
protagonista tiene desde una pantalla de ordenador, surge también en una
realidad virtual muy “realista” la imagen de Armelina, que al lector no se le
quita ya de la cabeza en todo el libro, y que intuye tiene una especial
relevancia para el autor.
Sin duda que el gran mérito del
libro de Pinel radica en esta evocación de tiempos idos, presentados como una
aventura asumible en un tiempo actual, incluso incrustado en vetas de un tiempo
futuro, en el que se presumen momentos cruciales para la Humanidad a través de
lo que en aquel sencillo lugar va ocurriendo (nuevas formas de transporte,
acuerdos trascendentales para la naturaleza y su conservación), y en cuyo
torbellino surge la memoria de otras historias que –no podía ser de otra
manera- están entramadas con los amargos días de la Guerra Civil. En ese “totum
revolutum” de memorias, descripciones, propuestas y anécdotas, escritas todas
con la mano maestra de quien ha leído mucho y se esfuerza sabiamente por
contarlo todo con elegancia y mesura, está el entretenimiento asegurado.
Para los naturales y residentes en
Arbancón, este libro ha de ser, sin duda, de cabecera. También para todos los
que de allí hacia arriba (hacia la sierra de Robledal, hacia los pueblos de la
Arquitectura Negra, o hacia Cogolludo y Atienza) tienen sus querencias e
intereses, esta obra les sabrá a gloria, les reventará los sentidos y las
emociones de cosas ciertas, sabidas y vividas: en definitiva, un libro de tomar
con tranquilidad, de leer paso a paso, capítulo a capítulo, y de releer luego.
No porque no se entienda lo que él se dice, sino por gozar más a fondo con esos
sabores, olores, visiones y sonidos que se nos van dando en derroche, y que a
la primera vez como que nos inundan. Un libro para saborear con gozo, con
admiración y añoranza. Un libro hermoso.
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