lunes, 5 de mayo de 2014

Pasion por la vida, novela y realidad

Pinel  Martínez, José Antonio: Pasión por la Vida. Aache Ediciones. Colección “Letras Mayúsculas” nº 39. Guadalajara, 2014. 376 páginas, ilustraciones.
Si cada pueblo de nuestra provincia, tuviera una obra literaria asignada como paradigmática por definición, este libro que firma el profesor Pinel Martínez debería ser calificado sin duda como “el libro de Arbancón”. Una gran obra literaria en la que, tras años de elaboración, mucho saber y mucho cariño, consigue el autor retratar no solo un pueblo, sino sus gentes, sus costumbres, su memoria íntegra, retratada con la minucia de un orfebre, envuelta con el papel brillante de los regalos, ambientada y ofrecida en el marco de la modernidad narrativa, de tal modo que combina el saber antiguo con las perspectivas modernas y en sus abundantes páginas llega a darnos, bien ordenadas y digeribles, las formas antiguas del vivir junto a las propuestas más atrevidas del futuro.
                      
Quizás una de las cosas más originales que tiene este libro, -entre otras muchas- es la forma de exponer y describir la realidad actual y pasada de Arbancón: a través de sus olores, sabores, visiones y sonidos. Un aluvión de sensaciones que surgen de cada casa, de cada oficio, de cada fiesta, de cada cocina, y componen un retablo que se nos muestra, sencillamente, espléndido, enorme, completo. Planteado como una visita o serie de visitas al pueblo, los viajeros van siendo guiados a los lugares en los que campean olores y sabores antiguos, o en los que aparecen imágenes y sonidos antiguos y revividos. De esta manera, Pinel consigue brindarnos una descripción polimorfa, palpitante y viva a tope de este lugar de Castilla.

Al socaire de la visita al pueblo, de la descripción de sus formas de vida, de sus edificios, oficios y sorpresas, surgen los nombres y figuras de gentes vivas, unas con sus nombres auténticos, otras con los inventados que sirven para dar mayor verosimilitud a un caleidoscopio perfecto. Quienes hemos leído su primera obra en torno a Arbancón, la que titula “Arbancón, historias, realidades e ilusiones de un pueblo”, vemos no sin sorpresa que vuelven a aparecer los personajes reales que ya nos admiraron en aquella obra que era evocadora y analista de un tiempo vivido, un tiempo maravilloso como es el de la infancia: allí y aquí vuelve a aparecer Esteban Asenjo, el abarquero, y sus tres hijos, o el tío Anastasio, el matarife, con la explicación al detalle de sus sistemas de tratar, tan respetuosamente, al cerdo, hasta transformarle en fuente de la humana alimentación; Marisol, de los Ultramarinos Monge, donde se encuentran las cosas más variopintas, desde el vino  de la Mancha y el bacalao de Vizcaya que colgaba del techo, hasta los tablones envueltos de tejidos de Tarrasa, cada uno con sus beatíficos olores puros y monumentales. O el horno de asar de Juanito, el corona, también a rebosar de fuerzas odoríferas. En ese primer encuentro con la realidad de Arbancón, que el protagonista tiene desde una pantalla de ordenador, surge también en una realidad virtual muy “realista” la imagen de Armelina, que al lector no se le quita ya de la cabeza en todo el libro, y que intuye tiene una especial relevancia para el autor.
Sin duda que el gran mérito del libro de Pinel radica en esta evocación de tiempos idos, presentados como una aventura asumible en un tiempo actual, incluso incrustado en vetas de un tiempo futuro, en el que se presumen momentos cruciales para la Humanidad a través de lo que en aquel sencillo lugar va ocurriendo (nuevas formas de transporte, acuerdos trascendentales para la naturaleza y su conservación), y en cuyo torbellino surge la memoria de otras historias que –no podía ser de otra manera- están entramadas con los amargos días de la Guerra Civil. En ese “totum revolutum” de memorias, descripciones, propuestas y anécdotas, escritas todas con la mano maestra de quien ha leído mucho y se esfuerza sabiamente por contarlo todo con elegancia y mesura, está el entretenimiento asegurado.

Para los naturales y residentes en Arbancón, este libro ha de ser, sin duda, de cabecera. También para todos los que de allí hacia arriba (hacia la sierra de Robledal, hacia los pueblos de la Arquitectura Negra, o hacia Cogolludo y Atienza) tienen sus querencias e intereses, esta obra les sabrá a gloria, les reventará los sentidos y las emociones de cosas ciertas, sabidas y vividas: en definitiva, un libro de tomar con tranquilidad, de leer paso a paso, capítulo a capítulo, y de releer luego. No porque no se entienda lo que él se dice, sino por gozar más a fondo con esos sabores, olores, visiones y sonidos que se nos van dando en derroche, y que a la primera vez como que nos inundan. Un libro para saborear con gozo, con admiración y añoranza. Un libro hermoso.

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