Vaquerizo Moreno,
Francisco: “De mis pasos en la tierra. Poemario”.
Aache Ediciones, 2014. 268 págs. ISBN 978-84-15537-66-3.
Una nueva entrega, en este caso poética, del acervo
literario de un autor provincial que lleva ya contabilizados más de 30 títulos
en su haber. Tras varios tomos de relatos, novelas y teatro, ahora nos alcanza
con su gran antología, una especie de recuperación de toda su obra poética no
publicada todavía, de esa que andaba desperdigada, solamente recitada, guardada
en las estanterías –a veces arcanas- del ordenador… y Francisco Vaquerizo se ha
arremangado, una vez más, y ha dado de sí cuanto puede, que es mucho, y nos
ofrece este grandioso poemario, en el que sin duda vemos cómo da la talla de
escritor de primera.
El libro, pulcramente editado por Aache, sobre papel
ahuesado, se distribuye en seis grandes capítulos que ofrecen poemas
relacionados entre sí. La primera de las aportaciones son los “PoemasReligiosos” en los que Vaquerizo se muestra devoto absoluto de la Virgen, en
las diversas advocaciones provinciales, y de algún que otro Cristo, pasando con
su jugoso escribir sobre escenarios sacros y acontecimientos píos. El segundo
capítulo lo titula “Versos del Quijote” y son reflexiones sobre personajes,
anécdotas y capítulos de la primera novela del mundo. Le siguen los poemas que
se acogen bajo el título de “Memoria de Italia” en los que Vaquerizo evoca sus
viajes por la península latina, y en los que afluyen a los ojos y a la memoria
del lector los lugares más emblemáticos de la cultura itálica.
Más adelante, y bajo el epígrafe de “Versos de los caminos”
el autor se explaya en la memoria de su patria más cierta, la infancia, que
recorre a través de los caminos de su pueblo, de su comarca, de la vida toda
que ha recorrido, diciéndonos que en ellos está la vida y a su búsqueda hay
que ir por ello.
En “Versos de homenaje” el autor nos muestra sus dotes
versificadoras con homenajes escritos a los amigos, las figuras que admira,
compañeros de viaje y personas a las que le une amistad y devoción. Entre
ellos, el que denomina “Soneto Quevedesco” (está en la página 215, tras otro
tríptico de Sonetos en homenaje a Quevedo) y que para muchos lectores, estoy
seguro, contará como lo mejor del libro. Un gran capítulo cuajado de hallazgos
y reflexiones. Que viene a ser el eje y corazón de la última parte del libro,
lo que Vaquerizo denomina “Versos de fantasía” y que no es sino un cajón de
sastre en el que incluye reflexiones sobre la vida y la muerte, sobre la
tristeza y la alegría, sobre el amor y el desengaño, mostrándose firme en su
voluntad humana a través del ejercicio del humanismo poético. Homenaje a su
propia vida en el que se incluyen algunos sonetos perfectos, sonoros y con
fuerza. Todo un libro de potencia creadora, de alta sonoridad y de afirmación
sincera de que el autor sabe lo que es la vida, y sabe cómo expresarlo.
A.H.C.
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