lunes, 1 de agosto de 2016

Y ahora un viaje a Brihuega

Mañueco Sánchez, Juan Pablo: “Viaje a Brihuega, y las primeras cincuenta castellanas”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2016. 200 páginas. Tamaño 17 x 24 cms.

“Viaje a Brihuega y las primeras cincuenta castellanas” es la novela que continúa a “Viaje a la Alcarria, versión .XXI” con la que Juan Pablo Mañueco aceptó un nuevo desafío: el de tomar un libro mítico de Camilo José Cela, pero anclado en una Alcarria que ya no existe, y realizar tal viaje en el siglo XXI y de forma distinta por su concepción, el cual, eso sí, respeta su recorrido.

En el mismo lugar en que, físicamente, habían quedado al fin de su viaje los protagonistas de aquella novela, es decir, en las inmediaciones de la villa de Brihuega, se reanuda un periplo que, primero, nos llevará a ella y posteriormente continuará por tierras alcarreñas, ya enteramente distintas a las que recorrió Camilo José Cela.

Descripciones y anécdotas aparte, este periplo comulga del libro de viajes, y del relato humano y social.

Dos nuevos personajes de relevancia se unen a quienes fueron presentados en la primera novela de esta serie, para componer un grupo de cuatro que, además de ofrecerlas ya aquí, prometen nuevas y jugosas aventuras por el recorrido alcarreño que han iniciado y a cuyo viaje nos invitan.

“Alcarriante”, por su lado, es el encargado de darnos a conocer “las primeras cincuenta castellanas”, algo tan inédito como sorprendente, y que muestra una vez más la potente vena de Mañueco en el camino de la poesía: es un titán de la rima, de la métrica y de las figuras. En estos poemas, que él ha creado tanto en su forma como en su contenido, se nos muestra artífice de un singular universo poético.

Hay, además, interesantes consideraciones que el autor hace a propósito de la lengua castellana, de su propio apellido, de las influencias que unos pueblos tuvieron en otros, en este conjunto inseparable que es la Iberia. Y de ese texto entresacamos estas frases, que pueden servir de muestra de lo que digo:

A LA QUE esto piensa el escribidor, medita sobre su propio apellido
donde aprecia claras reminiscencias iberas, por ejemplo en su terminación en el sufijo en -eco; que significa grande, abultado o irregular, como por ejemplo en los mismos aumentativos con el mismo significado zueco, tueco, morueco, berrueco…Todos ellos reminiscencias del ibero en el castellano, moderno, con idéntico significado de grande en tamaño.

A LA QUE analiza esto, el escribidor cometa lo curioso que le parece
la equivocada tesis que mantienen algunos pseudoeruditos que ven influencia vascona de la Edad Media por todas partes en Guadalajara, cuando lo que hay son pervivencias iberas en Guadalajara, claramente. Exactamente, igual que ocurre en el caso vasco, si queremos añadir esta otra conclusión, que también es un resto del ibero.

A LA QUE considera esto, opina también que debería tenerse más en
cuenta la influencia várdula en el nacimiento de la fonética castellana
para la evolución del latín, puesto que los várdulos de Castro Bardulia o
Castro Uardulia o Castro Urdiales, y en general de toda Bardulia, es decir, desde la zona del mar de Castro Urdiales hasta la zona montañosa alta, son el origen mismo de Castilla.

A LA QUE piensa esto se ratifica en que la fonética várdula es la que
debe predominar a la hora de descubrir influencias fonéticas en los primitivos rasgos fonéticos del castellano.


A.H.C.

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