Marco Alario, Marta: “El libro de los estorninos”. Aache Ediciones. Guadalajara, 2017. 84 páginas. ISBN 978-84-17022-04-4. P.V.P.: 12 €.
Aparece en el horizonte de la literatura provincial un nuevo
nombre, en joven, en femenino, en positivo, en asombroso: la profesora de
Literatura Marta Marco se lanza al
ruedo de la poesía con esta ópera prima en la que no deja por contar y cantar.
Nada más abrir el libro, con una cuidada edición de
Aache, la página de Agradecimientos es
un poema en sí misma, y apunta, de entrada, la capacidad de la autora para
narrar, evocar, metaforizar y dar fuerza a los recuerdos de lo vivido.
Desde ahí nos colamos entre un sonar de pájaros y un crujir
de ramas en la obra densa de esta autora, descubriendo desde el inicio que su
voz es muy personal, sin interferencias, que ha leído mucho (porque es
obligatorio leer mucho, leer a los otros, cuando se trata de crear) y sin
embargo no le cuesta nada, a la hora de sentarse y escribir, ser ella misma:
alegre, proyectada, fundamental en lo superficial y eje de todo giro. Pudiera
decirse que Marta Marco ofrece en sus manos abiertas una gran carga de Cultura,
de esa que (como la definía Ortega y Gasset) “es lo que queda después de haber olvidado lo que has aprendido”.
De la primera a la última página, este libro de losestorninos es un descubrimiento de su trayectoria vital. En la Introducción nos
lo dice claramente: …si hay un hilo de
seda conductor en los poemas que vais a leer a continuación, es que todos ellos
son disecciones de mi vida… Y a continuación el lector se preguntará “¿Y a
mí qué me imnporta la vida de esta persona? Y yo contesto: “Sí te importa”. Porque si una persona es
excepcional, no te interesa lo que le haya pasado, es algo ue está fuera de tus
cálculos y tus vivencias. Pero si esa persona es como tú, como yo,
absolutamente normal, sí te interesa, porque lo que ella ha vivido, lo que ha
sentido, lo que ha sufrido y esperado, es lo mismo que te ha pasado a ti. Y de
este blog de experiencias ajenas,
siempre se aprende, o conviene aprender siempre.
Al lector que dé el paso de abrir este libro y adentrarse
por sus poemas, le auguro un rato feliz. Cuando se encuentre con cada uno de
esos 38 “estorninos” organizados en 4 vuelos, y cuando lea lo que Marta nos
cuenta de sus hijos, de sus alumnos, de su trabajo y de sus viaje. Cuando nos
lance ese grito de “La suerte, esa…”
o cuando se ponga rotunda y alce la bandera más alta y limpia de la poesía
esencial, cantando al “Amor. A mar…”
Son expresiones vívidas maravillosamente contadas.
El libro se convierte en perfecto cuando, además de leer las
composiciones de Marta, vamos saboreando las ilustraciones de Nora Marco, o cuando leemos (conviene
hacerlo al principio) las frases de Teresa
Maseda en la contrcubierta, mirando esas cuantas fotos transgresoras de Ainhoa Ramos y analizando el Prólogo
desvelador, revelador y explicativo que le pone al principio Marisa Peña. Un libro redondo,
perfecto, y amable. Porque no lo olvidarás nunca tras haberlo leído.
A.H.C.
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