Una nueva entrega de los relatos de caza y cazadores que
Isidro Martínez está escribiendo, desde hace tiempo, y publicando en libros
sueltos. En esta ocasión, es la editorial alcarreña AACHE la que se rinde a la
palabra fácil, a la emoción narrativa, y al ingenio y simpatía de este
escritor/cazador/ciclista que es Isidro Martínez.
Aunque no hay argumento, ni trama, ni desenlace, el autor
quiere que a “Taimado” se le catalogue como novela. Porque, insiste, todo lo
que en él se cuenta es ficticio, inventado, no ha ocurrido. Claro que una vez
leído el libro, quien lo haya seguido atentamente se dará cuenta que ahí no hay
nada imaginado. Eso ha ocurrido, y alguien (sabe Dios quién…) lo ha
protagonizado.
Es la historia de un trampero, de un individuo que conoce la
Alcarria metro a metro, senda a senda, y que se ha dedicado a poner trampas
para capturar jabalíes vivos. La emoción del recorrido, de la colocación, del
descubrimiento del animal encamado, de la fiereza y rabia de sus reacciones… un
cúmulo de emociones que hace que, quien empiece a leer “Taimado” no lo deje
hasta que lo haya acabado. Es difícil, y nada frecuente, encontrar un libro con
tal carga electrostática: quema, da calambre, es imposible dejarlo una vez que se
comienza.
En este libro demuestra Isidro Martínez que es un escritor
de raza. Tanto, o más, que cazador. En esta tarea, Martínez Sanz está ya
clasificado entre los más grandes. Campeón provincial de caza, amigo de todos
los cazadores, conocedor al milímetro de los campos, los montes, los bosques y
las umbrías de nuestra tierra. Es difícil (imposible, diría yo) lanzar más
encomios sobre “Taimado” y sobre su autor. Esto no tiene otro arreglo que
hacerse con un ejemplar, dejarlo todo, y leerlo de principio a fin. Sin
pestañear.
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