Díaz González, Luis Miguel: “El ingenioso Quijote de nuestro siglo don Quejote Coné”. Aache Ediciones. Colección “Letras Mayúsculas” nº 45. Guadalajara, 2018. 288 páginas. Numerosas Ilustraciones. Prólogo de Pedro Villaverde Embid. ISBN 978-84-17022-56-3. PVP:: 18 €.
Genial, divertido, original, entretenido, con carga filosófica de trasfondo que invita a la reflexión sobre nosotros mismos y esta sociedad. Así es ‘Don Quejote Coné’, libro que cuenta las aventuras que vive Quintín Elvigoraco, el Quijote de nuestros tiempos, un hombre convertido en telespectador obsesivo gracias a la docena de televisiones de que dispone en casa, que considera que las personas, buenas por naturaleza, han recibido a través de la pequeña pantalla mensajes nocivos. Lo llama idiotización. Confuso y vacío, contempla, además, con estupor las redes sociales y se acerca a la filosofía zen, así como a libros de la otra vida, a pensadores, poetas y místicos diferentes, sintiendo la obligación de salvar la humanidad. Lo hace, o al menos lo intenta, acompañado de Peloescombro, una especie de Sancho Panza, que lejos de ser un criado o escudero, es un hombre ilustrado, un tanto fuera de sus cabales, entrometido y chivato, con una personalidad que contrasta y choca con la suya.
El texto, una particular forma de rendir homenaje a la obra culmen de la literatura universal, comparte la esencia del caballero aventurero, noble e idealista, que ve el mundo con ojos distintos a los de los demás y quiere transformarlo según su interpretación. Si el Quijote se había vuelto loco leyendo libros de aventuras y distorsionaba la realidad, don Quejote se presenta como el cuerdo, eso sí excéntrico, para cambiar una sociedad enloquecida o trastornada por esa carga de información venenosa recibida. Se trata de abrir los ojos a la humanidad. Dulcinea, recurso retórico que utiliza Miguel de Cervantes, es sustituido por una antigua amante, Carlota, y una desatenta madre, Eufemia. Además Quintín cree en una pareja de santos de nuestro tiempo, sus Eremitas de Henarejos, y admira a Cirigallote, un personaje poco diplomático, crudamente espontáneo y de palabra sincera y osada.
Un rasgo a tener en cuenta en la personalidad de Don Quejote es su capacidad de dudar y la volubilidad. A lo largo del libro le veremos presentarse como un batallador de ánimo irrefrenable, pero también como un luchador agotado a las fuerzas de la vida y un místico envuelto en una ternura imposible.
El protagonista, Quijote en un escenario muy distinto al que describió Miguel de Cervantes, vive en la provincia de Guadalajara su particular periplo. Así le vemos enfrentarse a la burocracia para constituir una asociación benéfica del espíritu, a la que llama ‘Quejemos’, y posteriormente en trifulca con unos gitanos que terminan siendo sus amigos, con los que comparte una boda multirracial y llegan a curarle de la paliza recibida a manos del guardaespaldas de un alcalde corrupto al que se enfrenta, el de un pueblo de cuyo nombre no queremos acordarnos. Después de convalecer en Sigüenza aún le quedan ánimos para conspirar con los opositores de este cacique, ya junto a su compañero Peloescombro, siendo ambos ‘molidos’ a palos. Repuestos, recalan en Almiruete, donde recibidos con mil amores por su alcalde pedáneo, el Trovador Astérix, participan en la Fiesta de Laudeo, cuyo fin es rendir honores a varias Damas de Honra.
También pasan por Zarzuela de Galve, siendo testigos de la hermosa historia de amor de dos ancianos y llegan a un bosque de encinas en Iriépal en el que un grupo de aficionados radicales al fútbol les deja medio muertos tras importunarles don Quejote con sus enseñanzas, especialmente al hijo de uno de ellos al que aterroriza con la leyenda de Bartolo el Largo. Son rescatados por un lugareño gracias a cuya ayuda acaban siendo trasladados alHospital General Universitario. Aquí conocen a un hombre misterioso que tiene mucho que ver con su buen amigo el Trovador de Astérix, primer edil de Almiruete. En el centro hospitalario viven la experiencia de los internos del pabellón de psiquiatría.
En el Hospital finaliza este I Volumen cuando nuestro ingenioso y peculiar don Quejote recibe su alta médica y se marcha a Madrid sin la compañía de su consorte Peloescombro tras romper relaciones. Esperemos en próximos capítulos el reencuentro de ambos personajes para seguir riéndonos de sus viajes e historias llenas de humor y situaciones hilarantes.
Nos queda invitar a los lectores a pasarlo bien leyendo esta brillante publicación, pedir a su autor, Luis Miguel, un enamorado de la literatura, autor de varias novelas, que complete los cuatro volúmenes proyectados, y, evidentemente, agradecerle el haber elegido Nueva Alcarria como periódico para publicar por capítulos esta historia desarrollada en nuestra provincia. Es un placer contar con su firma en nuestra nómina de colaboradores como no menos lo constituye el haber escrito estas líneas de preámbulo. La edición, a cargo de nuestro común amigo Antonio Herrera Casado, y las ilustraciones, dibujos espectaculares de una serie de artistas, hacen más atractivo aún el ejemplar que tenemos entre las manos y al que auguramos muchos éxitos.
Pedro Villaverde Embid
Director adjunto de Nueva Alcarria
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