Antonio Herrera Casado: La capilla de Luis de Lucena en
Guadalajara. Aache Ediciones. Guadalajara, 1991, 2ª edición. Colección “Tierra
de Guadalajara”, nº 5. 96 páginas, láminas a color. Tamaño 13,5 x 21 cms. ISBN
978-84-87743-89-4
Es la Capilla de Luis de Lucena, también llamada “de los
Urbinas” o de Nuestra Señora de los Ángeles, el último vestigio que quedó, en
pie, de la iglesia parroquial de San Miguel, en Guadalajara. Es uno de sus
monumentos más destacados, que aparecen en todas las guías y que durante muchos
años se mantuvo abandonada, medio hundida y sin poder ser admirada. A su
recuperación y puesta en valor contribuyó este libro, escrito por el Cronista
Provincial de Guadalajara, el profesor Herrera Casado, en los años 80 del siglo
XX.
Se trata de una guía para poder conocer en profundidad y
admirar en todos sus detalles este pequeño edificio, singular en el arte
castellano por muchos conceptos, que puede presumir de ser una de las
singularidades patrimoniales de la ciudad del Henares. Pero al mismo tiempo es
un estudio concienzudo, erudito, y original, sobre el edificio en sí, y sobre
su decoración, especialmente la del interior, donde el visitante queda admirado
al contemplar sus bóvedas cuajadas de pinturas que dan la impresión de ser un
remedo, una miniaturización de la Capilla Sixtina del Vaticano.
La obra es de comienzos del siglo XVI, imaginada, diseñada y
dirigida por un tipo curioso, el doctor Luis de Lucena, muy posiblemente
cristiano nuevo, y desde luego un hombre preocupado por el pensamiento y el
Humanismo de la época. El alcarreño Lucena, por sus ideas erasmistas, que
avanza en el contexto general de las pinturas de las bóvedas de esta capilla,
tuvo que huir fuera de España, y llegó a Roma donde cuajó como hombre del
Renacimiento llegando a ser médico de los Papas.
El exterior de la capilla es de ladrillo, mostrando arcos,
torreones, cenefas y adornos múltiples que la clasifican como una joya del
mudéjar en época renacentista. El interior, en ángulo construida porque estaba
adosada a la iglesia que luego cayó derruida, es muy interesante, tanto por sus
pinturas (debidas al genio del florentino Rómulo Cincinato) como por la forma
en que se comunican sus dos plantas, pues encima de la bóveda pintada hay otra
estancia a la que se accede por una escalera de caracol incluida en un
torreoncillo de los pies de la nave. Aquel lugar en alto sirvió en principio
para montar la primera biblioteca pública que tuvo Guadalajara, en el siglo
XVI, fundada por el propio Lucena.
El libro ofrece la visión biográfica de Luis de Lucena,
contar los avatares del edificio, desde su erección a nuestros días, y
describir al mínimo detalle su estructura, formas y ornamentación, de la que el
autor extrae, además, una conclusión muy meditada de su sentido erasmista y humanista
pleno. Un libro imprescindible para visitar y conocer un edificio clave del
patrimonio arriacense.
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