Herrera Casado, Antonio: “Monasterios y Conventos deCastilla-la Mancha”. Ediciones Aache. Guadalajara, 2005. Colección “Tierra deCastilla-la Mancha” nº 5. 272 páginas. Muchas ilustraciones a color.
Como un catálogo de institutos religiosos, especialmente los
más antiguos, más cargados de historia y con mayor interés monumental (y
turístico) está concebido este libro, en el que Herrera Casado (que cuenta
desde 2011 con el título de castellano-manchego
de honor) hace un estudio amplio, muy clarificador, de los grandes
monasterios y conventos de esta región.
Se fundamenta para ello en sus estudios bibliográficos
fundamentalmente, en su visita personal a todos los lugares que narra, y
también en algunos casos (especialmente Guadalajara y Cuenca) en basamentos
documentales originales. En todo caso, el libro tiene una homogeneidad que
tranquiliza, pues en cada provincia están tratados los monumentos monasteriales
con igual rigor y con idénticas prioridades, aunque en la tierra de Toledo es
donde, sin duda, el autor ha tenido que ir más de prisa, y reprimirse un poco
en los detalles, porque el caudal toledano respecto a las otras provincias es
señaladamente más amplio.
En la introducción de la obra, Herrera examina de una forma
general los edificios, luego el patrimonio (muchos de ellos lo constituyen,
otros no, en algunos casos por haber desaparecido, en otros por haber sido casi
abandonados), las figuras que lo forman, especialmente fundadores, santos,
ilustres varones y féminas que dieron sentido a estos edificios.
Se suceden luego las referencias a los principales conventos y monasterios de las cinco provincias, por orden alfabético, y dentro de ellas,
y por destacar algo, el autor estudia en Yeste el convento de los franciscanos,
en Almagro las calatravas,en Uclés el gran convento de los santiaguistas, en la
provincia de Guadalajara los grandes monasterios cistercienses medio olvidados
y ruinosos (Ovila, Bonaval, Monsalud, Valfermoso, Sopetrán, Atienza, Molina, Mondéjar…) y
en Toledo se enfrenta primero a San Juan de los Reyes, y luego a los mínimos
lugares de la provincia o a la veintena larga de conventos ciudadanos entre los
que destacan San Clemente, Santo Domingo, San Pedro Mártir, Montesión… hasta
Talavera llega con el análisis (y la sorpresa) de su gran patrimonio conventual
construido exclusivamente con ladrillo) y en fin, cada página y cada capítulo
es una sucesión de sorpresas…
Simplemente decir que en este catálogo monumental se acercan
a los 300 los edificios estudiados, unos con gran detalle, otros de pasada,
pero en todo caso con la pulcritud a que nos tiene acostumbrados el autor, y
con la utilidad que incluso como guía de viaje tiene este tipo de publicaciones
no en balde se le ha reconocido a Herrera Casado su mérito de haber sido uno de
los escritores, historiadores y divulgadores que más han hecho por establecer
el patrimonio de Castilla-La Mancha como un conjunto de evidencias que
posibilitan el viaje y por tanto el turismo cultural.
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